No encuentro mis edificios, y si los recuerdo me obligo a pasar por el precipicio. ¿Que es lo que obliga al arquitecto odiar su construcción?.
¿Cual es la perfección para su gloria?.
El artista esta convencido de la sin razón de sus caminatas de emoción,
pero el arquitecto, como hombre de ciencia busca calificar y organizar de algún modo matemático, armónico la perfección.
¿Que pasaría si no hubiera tal obra cumbre que lo satisfaga?,
¿Adonde me estacioné?, que el ego pide tantas multas y en el nombre del amor ya nadie muere. Ya casi nunca soy el protagonista, pero sigo siendo el director. Un director que perdió contra la naturaleza entre puntos de vista, cámaras y desenlace; algunos de sus mejores sueños. ¿Que me toca?.
La lava volcánica se hizo piedra y la isla tiene más palmeras. ¿Hasta donde tiene que llegar uno para sentirse en casa?. Y, si ya esta sentado enfrente de su TV cambiando el canal y mirando hacia la ventana buscando un poco de viento para pretender de nuevo mudarse o redecorar el ambiente. ¿Porque ya no hay buenos trajes en esta ciudad solitaria?. Los que vendrán deberán odiar a los que fueron y la avenida siempre va a apestar a duelo.
Si el arquitecto después de tomarse al suelo por techo como lo hace el artista, dejaría de buscar lo divinamente concebido, lo que además, seguiría siendo siempre una fachada.
Empezar algo para pretender terminar en la divina cumbre, es trabajo de los más incapacitados. Porque para llegar al cielo debes pasar por el infierno y desarmarte tanto como puedes. Alinearse con el sol y enamorarse de la luna requiere ser humano, ser imperfecto.