Casi estoy al borde de recibir
el aroma que trae el viento
y llenar los pulmones
con aires de cosquillas,
y mirar desde adentro
tocando los momentos
Casi estoy en pausa
de no mirar los que pasan,
y sentir quemándose el ave,
saliendo de la ceniza
de las huellas en el asfalto,
de aquel brusco frenado.
Casi al borde
de recordar al feliz fulano,
de vivir de nuevo un verano,
de no disimular una sonrisa,
de disfrutar la vista
desde la cornisa.