poniendo la mano en la lluvia y
no esperando los relámpagos que dió sus labios;
calló, en el segundo después que llegue el silencio.
El pelo asabache que dibujo,
los labios sin mucha luz pero con el brillo de su espíritu.
Las orejas de su gitana que escuchaba los gemidos que dá la vida en el primer llanto.
La luz cronometrada por el reloj
fotografiando la alegría retrasada.
Los gemidos, la luz, que el gitano ya vivía antes que conociera que ese cuerpo existía.
Sencilla risa de Claudelina
Milagro que el Niño descalzo acudía,
sin esperar que el hombre esperara.
Sencilla risa de Claudelina
Las uñas del vagabundo, esta ves sin rasgar una puerta.
Sencilla risa,
Labios sin luz,
Besos en el cielo.
El guardia cárcel olvido la llave en el cerrojo.
El condenado la invito a pasar.